Breve desarrollo histórico de la perspectiva

Si bien el esfuerzo por copiar la realidad no es algo nuevo, en todas las épocas encontramos referencias que lo demuestran. Los griegos eran capaces de organizar una escena según los principios básicos de la perspectiva. Los romanos decoraban las paredes con murales en los que representaban ventanas abiertas hacia el exterior, aunque se realizaban de un modo intuitivo.

No obstante, en la época medieval, la representación de la profundidad dejó de tener importancia; tenían un fin didáctico: instruir a los espectadores en la religión, y para ello, contaban historias. Para conseguir la máxima claridad en la narración, era esencial hacer cada figura reconocible en todo momento y destacar las más importantes mediante el tamaño. Los objetos representados eran mínimos y sólo los más simbólicos para ellos. Todas estas necesidades están reñidas con la perspectiva, porque ésta obliga a diferenciar los tamaños según su distancia en el espacio y no según su importancia simbólica. La perspectiva desapareció de la pintura durante más de ocho siglos.


1266-1337 Giotto di Bondone El primero que comienza a representar la escena del Nuevo testamento aplicando la organización de los elementos según su posición en el espacio. Desde este momento los artistas italianos emprenden la búsqueda de la perspectiva.


La época de la formulación de la perspectiva lineal es el Renacimiento.
Brunelleschi se dió cuenta de que el truco era partir de un punto de vista único e inmóvil. En 1420 pintó la plaza de la Signoria, en Florencia con su nueva concepción de la pintura. Cuando la pintura estuvo acabada, hizo un agujero en el cuadro, justo a la altura de los ojos de quien se situase en la plaza, a la altura del horizonte. Mirando por el agujero por la parte posterior y con un espejo frente a la obra, el observador podía ver una representación perfectamente verosímil de la plaza, como si se encontrara mirándola desde la entrada de la catedral, situado detrás de la puerta y mirando a través de una rendija.

Así fue como demostró que la perspectiva se basa en dibujar la realidad
como si interpusiéramos un cristal gigante entre la realidad y nosotros:
el plano del cuadro, que sería lo mismo que el papel donde dibujamos.